jueves, 26 de abril de 2007

La disciplina en la escuela

El lugar de todo lo acontecido fue en una escuela municipal de Valparaíso. Esto se remonta al año 2006 en mi cuarta práctica temprana. El curso que se me asignó fue el cuarto año básico que contaba con 20 alumnos.

En aquel día, me encontraba realizando mi práctica en el cuarto año básico a cargo de un docente egresado de la “Escuela Normal” de Viña del Mar.

La situación que a mi juicio fue significativa ocurrió de la siguiente manera:

Día a día los alumnos debían formarse con el toque de timbre antes de entrar a clases. Cuando esta formación resultaba eficiente, es decir, rápida en donde los estudiantes prestaban silencio y su mirada era dirigida hacia los directivos, éstos los felicitaban. Sin embargo, cuando los estudiantes durante la formación conversaban entre ellos o se reían con el compañero, los directivos y docentes comenzaban a gritar exigiendo orden. Por otra parte, los que llegaban atrasados recibían un castigo que consistía en formarse al último de la fila o en otro lugar del patio. Finalizada la formación, estos alumnos debían dirigirse a la oficina a buscar un pase que dijera que estaba autorizado para poder entrar a la sala de clases.

Un día me encontraba observando una clase realizada por el profesor jefe del curso, quien estaba escribiendo ejercicios de matemáticas en la pizarra, una vez que terminó de escribir comenzó a revisar con ayuda mía puesto por puesto los cuadernos de los estudiantes. De repente se da cuenta que uno de sus alumnos está haciendo solo dibujos. La primera reacción que pude observar que realizó el docente fue gritarle, diciéndole que escriba, a lo que el niño responde que no tiene lápiz mina. En seguida, el docente lo comienza a interrogar diciéndole “¿a caso no tienes mamá?, ¿tú mamá no te ayuda en la casa?, ¿te abandonaron?”... Considero importante decir que días antes el mismo profesor me contó que aquel alumno tiene una historia familiar muy compleja, puesto que su madre lo había abandonado y él era consiente de esto, por lo mismo vivía con su abuela materna, quien lo había acogido. Ahora bien, en el momento en que el profesor le hace todas estas preguntas al niño, éste se pone a llorar y el docente le pide su libreta de comunicaciones. Al ver que el niño no le pasaba la libreta él toma su mochila para sacarla el mismo, pero el niño se abalanza contra él para evitarlo. En este momento, el profesor con ayuda de la misma mochila del niño le propina un golpe cerca del ojo izquierdo. Después de esto el profesor deja al alumno llorando y se va con la libreta de comunicaciones. Por mi parte, me acerqué tratando de consolar al alumno y lo aconsejé pronunciando las siguientes palabras “Usted sabe como es el profesor, por lo mismo para otra vez que se repita esta situación usted debe hacer caso a lo que le diga el profesor para que el no le vuelva a pegar y a tratar de esa manera, por último no reaccione frente a los dichos de él” Luego establecimos esto como una promesa.

Con todo lo acontecido y recordando esta experiencia me surgen las siguientes interrogantes.

¿La disciplina apunta a un objetivo implícito en la escuela? ¿Qué pretende? ¿Qué clase de alumno desea formar? ¿Qué entiende la escuela por disciplina? ¿Qué entienden los docentes por disciplina? ¿Cuáles son los factores creadores e impositores de la disciplina en la escuela? ¿Cuál es el rol del entorno social? ¿Cuáles son los modelos de disciplina existentes en las diversas escuelas?
Este hito es un problema pedagógico, porque trata el tema de la disciplina, lo cual a mi juicio considero que marca de alguna manera la forma de proceder y de actuar del alumno, pues creo que como la disciplina se imparta dentro de una escuela apuntará a formar una persona como producto de los ideales de ésta.
Elegimos este hito, porque la situación que en él se describe, nos lleva a querer investigar acerca del tema de la disciplina, para así, buscar una forma que nos conduzca a trabajarla de tal manera de poder formar a una persona en base a sus propios ideales.
Autores: Jonathan Vicuña Reyes, Jenny Pérez Silva.

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